Familia, tras un tiempo de necesario descanso y de dedicarme a actualizar las diferentes páginas que componen el blog, vuelvo a cargar las tintas y lo hago con un tema que me preocupa e indigna sobremanera, que es la inconsciente manera con que incitamos a nuestr@s menores a ser condescencientes con quiénes desean un acercamiento afectivo con ell@s a pesar de sus rechazos.
Es común escuchar frases cómo «dale un beso a este señor, que nos vamos» «no seas mal@», «veeengaaa, sé buen@»… y me parece de suma importancia no obligarles a besar, acariciar o jugar cuándo -ni con quien- no lo deseen. Ni por complacer, ni para evitar un enfado, ni por educación, ¡ni por nada!. Es muy común el chantaje emocional en estos casos cómo ponerles cara de pena, decirles que nos entristecemos, hacer cómo que lloramos, etc, etc, etc
Cuánto antes tengan claro que la afectividad sólo es posible si es algo que sale de un@ mism@, sin presiones externas, mejor será, puesto que les dotará de seguridad para decir NO cuando les apetezca sin caer en las presiones externas que, a veces, pueden ir con muy malas intenciones. ¡No hay que olvidar que la mayoría de los abusos sexuales a menores ocurren dentro del entorno familiar y/o de conocidos!
Os dejo con este interesante artículo: «Hija, dale un besito a ese señor, que se va»
Y con éste estupendo cuento de Marion Mebes de la, también estupenda, editorial Maite Canal:
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