No me des todo lo que te pido.
A veces, sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger.
No me grites.
Te respeto menos cuando lo haces;
y me enseñas a gritar a mí también.
Y… yo no quiero hacerlo.
No me des siempre órdenes.
Si en vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas,
yo lo haría más rápido y con más gusto.
Cumple las promesas, buenas y malas.
Si me prometes un premio, dámelo;
pero también si es un castigo.
Deja una respuesta