Y tanto que no lo es. Y el bulling, sea por la «causa» que sea -¡si es que puede haberla!-, tampoco.
La crueldad que se refleja en nuestros menores no es más que el reflejo de la sociedad en la que vivimos, carente de respeto y de valores positivos. Tenemos el derecho y la obligación de participar para cambiar esta intolerable realidad.
Os comparto un escrito que ha hecho Marko MiWay (activista Trans, poeta y gigolo en Arte) y en el que hemos podido colaborar Silvia Iglesias estudiante de Trabajo Social y aliada a la defensa de los derechos humanos y una servidora.
¡Gracias bro por alzar tu voz y ser también eco de quiénes aún no pueden o no se atreven! Gracias por tu ejemplo.
«Las cosas en palacio van despacio dicen, y no es extraño cuando la indiferencia es lo más común, o cuando al que le toca sufrir es otro, no tu hijo, tu hermano, tu primo o hacemos borrón de lo que pasamos nosotr@s mism@s. Sin embargo no me voy a entretener en cómo les van las cosas en palacio, vamos a hablar de cómo pasa un niño Trans un año escolar.
Vamos a retratar la urgencia de un cambio en la educación y la necesidad de hablar de la no discriminación a personas Trans como a cualquier otro menor en las escuelas. Vamos a retratar la necesidad de educar a mayores y menores, y hablar de soluciones porque existen aunque no las quieran oír» (Seguir leyendo)
Y para terminar e aquí la guinda del pastel. Muy atent@s a letra y a ellos, que son IMPRESIONATES.
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